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Juguetes brillantes para hombre.

¿ Juguetes brillantes para hombre ? la mayoría sueña con un scalextric.

¿ juguetes para hombre ? pues claro, no podemos resistirnos a las nuevas propuestas y a los nuevos juguetes brillantes para hombre si hay algo que nunca dejamos de hacer es jugar. Por mucho que pasen los años, nos encantan los juguetes y los juegos, pocos adultos conocemos que puedan resistirse a disfrutar de los nuevos juguetes y las nuevas tecnologías, de hecho hasta para la mayoría de deportes decimos vamos a jugar a……..

Se dice de Astrid Lindgren que nunca resistió la tentación de trepar a los árboles. Esta mujer extraordinaria, madre literaria de Pippi Långstrump, jamás olvidó su niñez y supo mantener el espíritu del juego durante toda su edad adulta. Bailarines, escritores, dibujantes, fotógrafos, payasos, científicos… algunos famosos y otros anónimos pero siempre enamorados de su profesión, todos tienen una cosa en común: mientras creen que trabajan, en realidad están jugando. ¿Cómo? ¿Jugando? ¡Estamos haciendo cosas muy serias!, exclamaran los menos conscientes del enorme poder del juego. De hecho, jugar es una de las cosas más serias que podemos hacer, a todas, y para ello necesitamos juguetes brillantes para hombre.

No es fácil mantener vivo el espíritu del juego durante la edad adulta. Algunos expertos hablan de un abandono prematuro del juego con juguetes en torno a los 9 años. Observad que hemos dicho “con juguetes”. No solamente se juega con juguetes, pero es la forma de juego infantil más obvia y reconocible por los adultos. Cuando un niño siente que es “demasiado mayor” para los juguetes, inventa otras maneras de jugar, porque la necesidad persiste y si no se cubre, pasa factura.

Si la presión social ya hace efecto a tan tempranas edades es fácil comprender que las exigencias laborales nos empujan hacia empleos que no hacemos por placer sino por necesidad, trabajando a las órdenes de otras personas. Se nos educa para hacer caso a lo que dicen otros que saben más que nosotros y, poco a poco, nos lo vamos creyendo y, sin darnos cuenta, acabamos haciendo lo mismo cada día y perdiendo las ganas de continuar aprendiendo y experimentado.

Numerosos estudios revelan que las partes del cerebro que se activan mientras hacemos algo que nos apasiona, ya sea profesionalmente o por puro placer, son las mismas que se activan cuando jugamos de pequeños. Y es que, si nos observamos con detenimiento, nos daremos cuenta de que los adultos cambiamos muy poco respecto al niño que fuimos. Normalmente continuamos teniendo los mismos gustos y las mismas aficiones que cuando éramos pequeños. Con un poco de suerte aquellos gustos se habrán convertido en profesiones y nos podremos dedicar a lo que toda la vida nos había apasionado. O quizá no lo hemos podido hacer profesionalmente pero lo mantenemos como un hobby: coser, cantar, tocar un instrumento, practicar un deporte… Hay mil maneras de mantener vivo el espíritu del juego. A veces, es simplemente una actitud vital.

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